Mi agradecimiento a todos los músicos que dan vida a estas maderas sabias cerrando el circulo.
Primero los soñé, les di forma, crecieron en el taller ermita escuchando músicas tranquilas, pero sin sus manos estarían mudas, sus dedos ágiles bailando en diapasones interminables, liberan la magia encerrada.
Gracias.